Blancas juegan y ganan es una frase que suele emplearse en la descripción y análisis de las partidas de ajedrez que podemos leer en las revistas especializadas.
Cada una de las pinturas de esta serie tiene como título diversas combinaciones de signos ortográficos que los analistas de ajedrez emplean para calificar determinadas jugadas y presenta los retratos de conocidos líderes políticos y lo que podría considerarse sus antítesis. Héroes y antihéroes. Lo mismo que en una partida de ajedrez, en la que el jugador debe desarrollar una estrategia cuyas consecuencias pueden influir en el futuro de una partida durante muchas jugadas, los políticos dominan las relaciones de poder, esa parafernalia en la que un “hilo invisible” los interrelaciona y, tal cual los jugadores sobre el tablero de juego, establecen una serie de tácticas de forma que los movimientos de uno obligan a la reacción del otro.
Los personajes retratados son: el matrimonio Obama visitando al Papa Benedicto XVI; Putin; Edward Snowden, ex miembro de la CIA; Liu Xiaobo, escritor y disidente chino; Cristina Fernández de Kirchner, Presidenta de Argentina; Margaret Thatcher y Ronald Reagan; Kim Jong Il y miembros de su cúpula. Y una obra, que no es retrato individual, representa a un grupo de manifestantes ucranios pro-europeos en una barricada en febrero de 2014. De los personajes retratados no sólo importa su fisonomía sino también la gestualidad de sus cuerpos. Sus manos, por ejemplo, resultan muy significativas y para ello ayuda mucho un uso poco ortodoxo de las piezas múltiples ya que los cuadros no tienen las convencionales medidas habituales sino que se presentan en piezas que, en cierto modo, podrían emular a las del popular videojuego Tetris.