Durante estos últimos meses en Europa y los EE.UU. estamos siendo testigos del enfrentamiento –en lo social y en lo político más no en lo ideológico- entre el fundamentalismo islámico y lo que se empieza a denominar postfacismo (término que, según el historiador italiano Enzo Traverso, distingue esta realidad nueva respecto del fascismo histórico, aunque sugiriendo tanto una continuidad como una transformación). Por un lado, la violencia terrorista del autoproclamado Estado Islámico o Daesh –a través de células adiestradas o de “lobos solitarios” que, actuando por su propia cuenta, reivindican su discurso homicida- perpetrando matanzas a civiles en distintas ciudades (Paris, Bruselas, Niza, Estambul, Orlando) y, por otro lado, el auge de los partidos y líderes de ultraderecha cuyo discurso populista, xenófobo e islamófobo seduce, electoralmente, a más y más personas. La solución inmediata que los políticos de ultraderecha proponen pasa por la reafirmación de la soberanía que se traduce en mayor control económico, social, moral y por el repliegue identitario que se manifiesta a través de la expulsión del inmigrante, el cierre de fronteras al refugiado, el levantamiento de muros. Al diablo con el buenismo, la comunidad multicultural y la idealización del mestizaje. Como señala Traverso en su ensayo “Espectros del fascismo. Pensar las derechas radicales en el siglo XXI”, la democracia en Europa y América no solo se halla amenazada desde el exterior sino que puede ser destruida desde el interior. Nacionalismo, militarismo, ideología totalitaria, terror y supresión de toda libertad son rasgos compartidos por el postfascismo y Daesh.
«Build the wall! Build the wall!» es el título del proyecto expositivo en que diversas obras materializan ciertas interrogantes que Miguel Aguirre se ha planteado sobre la actual situación sociopolítica en Europa y los EEUU y, en concreto, sobre el creciente apoyo democrático a figuras o partidos ultranacionalistas, populistas y xenófobos.
En varios países europeos esta reacción, que deviene en apoyo a los populistas, es consecuencia en gran medida de la crisis de los refugiados y de los atentados terroristas por parte del Estado Islámico. Son el miedo y la ignorancia los que provocan este comportamiento. Entender las causas de esta realidad resulta, sin embargo, un ejercicio todavía más complejo con conclusiones difíciles y, quizás, contradictorias. Uno de los orígenes de esta situación es consecuencia de unas acciones que, en su momento, la mayoría de las clases políticas y los media consideraron válidas aunque no tuvieran un masivo apoyo popular. Aquí es donde se hermanan determinado gobierno de los EEUU (George W. Bush) con algunas administraciones europeas (Blair, Aznar y otros miembros de la UE). Nos desplazamos quince años en el tiempo para hablar de lo que ocurre hoy.
La muestra estará compuesta por pinturas y piezas escultóricas. El contenido de las obras es crítico pero este mensaje queda «moderado» como consecuencia de un giro formal. Y el sarcasmo también ayuda a veces para evitar así que las obras se conviertan en simples panfletos. La serie de pinturas en pequeño formato, por ejemplo, es literal -y metafóricamente- oscura (Aguirre apenas ha usado óleo blanco) y en la que la lectura de lo representado conlleva cierto esfuerzo debido a este particular velo pictórico que lo encubre. Son su particular serie de «pinturas negras» en la que a través de once imágenes se representa las acciones llevadas a cabo por el gobierno de George W. Bush y sus halcones inmediatamente después de los atentados del 11 de septiembre: guerra contra los talibanes en Afganistán, invasión a Irak, derrocamiento de Saddam Hussein y los posteriores desvaríos: torturas y vejaciones en Abu Ghraib, Guantánamo, espionaje masivo a través del USA PATRIOT Act y la aparición de Assange, Snowden, Chelsea Manning y del portal WikiLeaks.
En una pieza de larguísimo título cuyo texto ha sido extraído del libro El miedo a la libertad de Erich Fromm –La noticia del bombardeo de una ciudad y la muerte de centenares de personas es seguida o interrumpida, con todo descaro, por un anuncio de propaganda de jabón o vino– es el vidrio mate el que «suaviza» (la convivencia de) la dureza informativa y la banalidad publicitaria en las páginas de un periódico español. Donald´s fun (it´s not funny) es un puzzle de más de 730 piezas con la foto de un enorme muro. Un juego que representa unas muy que probables e inmediatas acciones políticas con graves consecuencias sociales. En otra obra cemento y trozos de vidrio cubren una tabla hawaiana. Los conceptos de libertad (así ve Aguirre al surf como deporte en su comunión con la naturaleza) y de seguridad (los trozos de vidrio que, a manera de quillas y colocados como antaño se guarecían las casas en Lima, «protegen» la obra de arte) aparecen emparejados y petrificados.
En una pantalla de luces LED vemos aparecer traducido al castellano el significado del acrónimo USA PATRIOT Act. Los populismos son expertos en el uso de la repetición ad nauseam de sencillos eslóganes y en esta obra, como si de un mantra se tratase, el contenido de la frase, directo pero poco preciso, se hace credo. La controvertida ley de Bush hijo significó para muchos la suspensión de los derechos humanos y las libertades civiles en los EE.UU. e, incluso, fue declarada inconstitucional. Pero para no pocos, que este texto legal permitiera a la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) almacenar, por ejemplo, los datos sobre las llamadas telefónicas de millones de estadounidenses no importaba si lo que se fortalecía era, en principio, la seguridad del país.
Es la minusvaloración de la libertad el origen de una pintura –en apariencia la obra de la exposición más amable- en la que Aguirre se autorretrata nuevamente, después de quince años, sujetando el libro de Fromm. Dándole la espalda al espectador contempla un mar tranquilo en una actitud quizás ambigua (¿observa únicamente ese gran plano azul desde el acantilado? ¿O está a punto de tomar una decisión trágica?). Esta performance pintada podría condensar parte de la carga que atraviesa al proyecto expositivo: la libertad y la disyuntiva en la que el hombre se halla para hacer uso de ella positiva o negativamente. La manera de ser libre como individuo es ser espontáneo en la autoexpresión y el comportamiento. Unido esto a la solidaridad el hombre puede alcanzar plenamente el mayor grado de satisfacción personal. Ha hecho uso de su libertad de forma positiva. Siguiendo a Fromm, sin embargo, la angustia, la soledad y la desesperanza propias de naciones modernas e industrializadas le pueden conducir a usar la libertad negativamente y a dejarse someter por un sistema o una figura tiránica con tal de eliminar la incertidumbre y conseguir seguridad. Con la promesa de que el (su) mundo “mejore”. ¿Esto explica lo que ha ocurrido el pasado 8 de noviembre en los EEUU? ¿Es gracias a figuras como Trump en que lograrán ser “grandes otra vez”?
Ángel Vega
Lima, noviembre de 2016