Durante el primer gobierno de Alan García Pérez (1985-1990) la inflación creció de manera alarmante en el Perú, llegando a alcanzar un nivel acumulado de 2’178,582%. Es decir, los precios se multiplicaron 21,785 veces. Un artículo de la revista del Instituto Peruano de Economía lo explica con un ejemplo concreto: en agosto de 1985, una camioneta Station Wagon Toyota Corona Nacional costaba 124,400 Intis (US$ 10.000). En julio de 1990, al entrar Alberto Fujimori al gobierno, con esa misma cantidad de dinero solo se podía comprar media cajetilla de cigarrillos y una cajita de fósforos (US$ 1.02). Esta imagen es devastadora pero a la vez muy útil para comprender la dimensión de la hiperinflación. El proceso inflacionario tuvo un impacto desastroso sobre los niveles de ingreso real de la población peruana, lo cual se vio reflejado claramente en el gran deterioro de la capacidad de compra de los salarios y la depresión que sobrevino. Esto ha quedado como parte de nuestra memoria de país, en especial entre aquellos que vivimos esos años, durante el primer gobierno de Alan García y su programa económico, el cual generó la peor crisis económica de la historia del Perú.
En esta muestra, Miguel Aguirre nos está pidiendo revivir ese momento de los años 80 en el Perú mediante la traducción plástica de una serie de detalles del imaginario de la publicidad, de periódicos, revistas y comunicados de la época sobre el tema económico o los conflictos sociales o políticos que se vivían. La exhibición tiene un carácter fuertemente autobiográfico debido a que reflejan ciertos años de la adolescencia del artista vividos entre 1983 y 1992. En lo que se muestra, tenemos, por un lado, un conjunto de pizarras dónde asistimos a la reproducción de material puesto en prensa de la época, una serie de instalaciones de cerámicos que imitan productos comerciales reconocibles de ese período, un mural, un tejido y una videoinstalación.
Este conjunto nos permite pensar en tono crítico y con mucho sentido de humor parte de los hechos vividos por los peruanos en esos años y con los cuáles el artista quiere que recordemos y repensemos ese período político en particular. El lenguaje de lo presentado más que elaborar un discurso explícito sobre el tema abordado, nos da la posibilidad de que cada uno de nosotros reconstruya su propia memoria y su forma de conectarse con ese momento de nuestro pasado.
Nicolás Tarnawiecki Chávez
Lima, diciembre de 2015